
TELEVISIÓN BASURA
Respecto al reciente fatal crimen cometido en el estadio monumental, la comunidad nuevamente experimenta un estado alarmante de violencia. Violencia que no tiene distinción de clase social, etnia, religión, o cualquier otra diferencia. Porque cuando vemos las noticias nos enteramos de violadores de niños, ya sea por gente de mal vivir o adinerada como quieran decirlo. También los crímenes pasionales, ajustes de cuentas, robos, y otros más, no especifican en particular que la violencia se deba a ciertos grupos sociales. En síntesis, como dice el periodista Jerónimo Centurión en su columna del Diario 16: “La violencia en nuestro país avanza y por más Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, por más estudios, análisis, consultorías, y por más buena voluntad que puedan tener nuestras autoridades, los limeños en particular, pero también los peruanos en general, nos estamos volviendo cada vez más violentos.” (Diario 16. 28-09-2011).
Pero ¿qué o quién diablos tiene la culpa de todo esto? Respuesta: La televisión basura. Programas mediocres y de poco nivel cultural que nos han estado convirtiendo en un prototipo de peruano violento. Estos programas fascinantes que nos gusta ver en aquella quinta pared que la llamamos televisión y que nos mantiene parcos y estáticos frente a él. Sí, es verdad. Se preguntará qué tiene de malo mi novela de las ocho, o mi programa de chismes de las nueve, mis sábados con chicas desnudas y bromas morbosas. Lo malo es que no nos enseña nada. Nunca lo ha hecho. Sólo vemos violencia en todos sus componentes como el consumo de drogas, el sexo irresponsable, el alcoholismo, el criollismo, la hostilidad, la viveza, malos hábitos, la compra compulsiva, la perversidad, la vulgaridad, la alienación, la complejidad, la idiotización, el sobrepeso, la irresponsabilidad, la estereotipación, el uso de armas, la burla, el farandulismo, el robo, el suicido, la insana pasión, la falta de conciencia, la rebeldía, la falta de amor al prójimo, la frialdad, … y unas cuantas cosas más.
Esta falta de responsabilidad social no viene de ahora, sino desde hace mucho tiempo en nuestra realidad peruana. Desde la aparición de la primera radio en el Perú y su uso inadecuado, un tema que vale la pena acotar, pero hablemos de la televisión en sus inicios y veamos sus antecedentes:
En 1926 se transmite por primera vez imágenes en Inglaterra, luego en Alemania, en EE.UU. y el 17 de enero de 1958 en el Perú (aparece el canal 7 a cargo del Ministerio de Educación). Para ese entonces, el presidente Manuel Prado había dictado una serie de normas y concedido licencias. Las concesiones para el uso de canales de televisión fueron dadas a empresarios que en su mayoría eran dueños de distintas radioemisoras en Lima y provincias. (Aparecen los canales 4, 9, 13 ‘luego canal 5’, 2, y 11). Las normas sobre el uso de la televisión eran muy parecidas a las del uso de la radio: “informar, entretener, educar”. Sin embargo esto no fue verdaderamente el fin. Juan Gargurevich, periodista, profesor, Decano y escritor comenta lo siguiente: “La televisión nació pues, en nuestro país, como industria para vender artículos de consumo y sin molestarse en disimular su papel alienante y distorsionador de la realidad. Y cuando se extendió hacia provincias lo hizo buscando concentraciones de población de capacidad adquisitiva mínima, capaces de comprar los productos que publicitaba. Gran parte del territorio quedó desatendido de los beneficios culturales que puede aportar la televisión” (PRENSA RADIO Y TV Historia crítica – 1987). Esto sustenta la realidad que se suscitaba en aquellos tiempos. Más adelante, los broadcasters peruanos se asociaron con los americanos como la CBS, NBC y la ABC para la compra de novelas y otros programas, en su mayoría, de contenido alienante y mediocre. En consecuencia, los peruanos fueron contaminados por varios años de una cultura extrajera, de costumbres violentas, de odio y de poco valor. Series, novelas, musicales, que acomplejaron al peruano convirtiéndolo en un personaje multicultural, sin una identidad definida. Llevando esto a la marginación que en aquellos tiempos fue la enfermedad del país. En 1968 El presidente Belaunde Terry fue derrocado por las fuerzas armadas del Ejército, a cargo del general Juan Velasco Alvarado. Se expropiaron las radioemisoras, canales, y periódicos. ¿La finalidad? La supervisión de los medios y la información que se transmitía. Se creó el Sistema Nacional de Información (SINADI) con el propósito de coordinar, integrar y racionalizar las actividades de información, publicidad y empleo de los medios de comunicación. Sin embargo, durante aquellos años de gobierno militar, no se cumplió con lo esperado.
Si bien en la actualidad no solo la televisión sino que también el internet, los videojuegos, y otros medios masivos dañan la personalidad de las personas, es materia de estudio la investigación científica para encontrar una forma de corregir el uso inadecuado de la televisión y la tecnología. El estado tiene por obligación supervisar el contenido nacional (pues ni de vainas podrá con el cable) para que los programas no sean altamente nocivos ni perjudicantes para la formación del peruano. ¿Existe violencia? Sí, la hay. Pero tomen conciencia, no podremos evitar la invasión cultural, no podremos contra la alienación (ahora llamada globalización). Vivimos en un país multicultural, estamos de moda en otros países. La marginación ha bajado. Hemos aprendido a comprender las variedades estéticas y la moda con complejos americanos; emos, yanquis, punk, Japoneses; otakus, etc. Los Beatles, Rolling stones, Michael Jackson, Justin Bieber. CSI, Cold Case, Ultraman, Los de arriba y los de abajo, Los Choches, Juliana, Misterio, La gran sangre, Risas y Salsa, Simplemente María, Carmin, La Perricholi, South Park, El bananero, MTV, Fox, Axn, Smack Down, Mortal Kombat, Tekken, Resident Evil, Killzone, Street Fighter, Star Wars, El chavo del ocho, televisa, María la del Barrio, en fin… no podremos mencionar todo. No podremos con tanta violencia, pero podremos controlarla.

JAVIER REZABAL
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