miércoles, 8 de septiembre de 2010

preocupación

PREOCUPACIÓN

No entiendo por qué estoy durmiendo poco y no tengo sueño. Vivo ansioso, preocupado, algo paranoico y pensando en qué hacer durante el día, la semana, el año, toda mi vida.

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Los chicos de la radio de la universidad donde estudio me dieron una oportunidad, un espacio de quince minutos para hablar acerca de las próximas elecciones municipales. Me gusta la política porque me preocupa saber quiénes y cómo gobernarán el país o mi ciudad. Veo mi cuarto desordenado, sucio y maloliente. Me preocupa la situación crítica de mi habitación. Obviamente hay un mal gobernante en mi cuarto y lo asemejo con el país en donde vivo. Se necesita hacer cambios.

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Entonces tengo todo preparado para ir a la universidad. Mi nueva herramienta de trabajo y ocio: mi netbook, y en ella, toda información que pude hallar sobre los candidatos políticos. Llevo también un par de diarios y mi radio en mano. Quiero que me escuche cualquier persona interesada o no en política. Mi fin es que les guste sea como sea. Estoy muy preocupado, no sé si les gustará, si de repente sale pésimo y mis compañeros me dicen que empecé mal y que ahí nomás con esa ilusoria y estúpida idea mía que les propuse.

Estoy yendo a la universidad en micro. Pienso en cómo haré el preámbulo del programa en la radio. Imagino la cara de los candidatos para acordarme de sus nombres, pero es muy sencillo. Hay carteles propagandistas en todas las calles de Lima de todo color, tamaño, estilo y en general. Veo también sus rostros y me pongo a pensar quién me gusta más para votar. Vislumbro entonces sonrisas exageradas y fingidas –no pienso votar por esa simplicidad –me digo. Me fijo en los colores bien combinados que cada partido político ha elegido: verde, azul y rojo, amarillo y azul, me gustan pero tampoco significa mucho para mí. Mejor observo e interpreto los slogans y frases muy comunes que tratan de convencer a la gente, algunos de estos mensajes parecen sinceros, pero otros son muy difíciles de creer. Creo que mirando todas estas artimañas propagandistas no haré una buena elección edil.

Siento mucha duda y desconfianza porque lo único que se habla en los medios son los golpes bajos y los dimes y diretes que diversos candidatos se disparan unos a otros como francotiradores. No puedo imaginarme cómo deberán estar los demás de confundidos si lo que ven es un espectáculo, una invención, un circo en donde los espectadores sólo se ríen sin sentido ni razón. Así no me dan ánimos de conducir el bloque en la radio. No lo sé, quizás no les interesen.

¡Eureka! La forma en cómo les puede interesar está en hablar de ellos, de lo engañoso que son ellos y sus propagandas. Y que mejor deberíamos analizar e interpretar sus actitudes hediondas que solamente nos confunden. Burlarnos de ello y de lo poco que son. Reírme hasta que se me salga el ombligo. Creo que estoy loco, la ansiedad me vuelve lunático. Ya llegaré a la radio a terminar con esto de una vez por todas.

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Saludo a los chicos y ellos me sonríen, pero en seguida siguen cada uno en sus respectivos asuntos.

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-En quince minutos sale tu bloque. Aquí está la pauta –Me dice Jessica.

-Muy bien.

-¿Has coordinado con Gianfranco? –me pregunta.

-Sí.

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Termina entonces el primer bloque y preparo todo. Me invitan a pasar a la sala de locución, una habitación no tan grande pero lo suficiente como para que entren y se sienten tres o cuatro personas apretadas. Saludo a Gianfranco quién ya se encontraba allí.

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-¿Listo para el bloque de elecciones? –Me saluda Gianfranco con un ligero apretón de manos.

-No sé qué mierda diré. –le respondo.

-¿No has investigado nada? –me vuelve a preguntar.

-Hasta las propagandas de las calles.

-¿Y cuál es el problema?

-No sé cómo explicarles por quién podrían votar si no tengo idea por quién yo votaré.

-No te preocupes. Hazlo tranquilo nomás. –Me lanza un pequeño golpecito de ánimos en la espalda.

-No es sencillo. Ando algo preocupado.

-¿Qué te parece una cervecita al final de programa? Si no te preocupa.

-Eso no me preocupa.

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Empieza el bloque y hago un preámbulo.

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-Buenas tardes amigos oyentes. Hoy es lunes veintidós de agosto. Son las doce y quince en todo el Perú. Este es el bloque de las elecciones municipales 2010.

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Gianfranco y yo leemos las notas informativas y damos un breve comentario de ellos. Leo también las encuestas. Y luego el bloque termina. Salimos de la sala.

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-¿Estuvo bien, no? –me pregunta Gianfranco.

-A nada. Siento que hemos hablado por cinco minutos.

-Así es el tiempo de cruel en la radio.

-Que se joda el tiempo. Yo tengo el tiempo para rato.

-Jajaja –Se ríe –Qué fea nota que hayan tachado a ese candidato ¿No?

-Debió estar seguro de que su candidatura ande en reglas.

-Cuanto billete habrá gastado en su partido.

-Seguro como para reducir la pobreza del país.

-Jajaja, esa es la del periodista que le dijeron que tiene plata como mierda y no lo usa para ayudar a los demás.

-Sólo un cabrejo dice esas cosas. Y cabrejo descarado porque ese mismo bicho gordo también en un tiempo tenía dinero y ¿Por qué no ofreció ayudar a los pobres, huérfanos o qué sé yo?

-Sí, mucha vaina. Cada quien tiene todo el derecho de hacer lo que quiera con su billete. ¿Tú qué harías si estuvieras bien forrado? –me mira con ambición.

-Me compraría una casa en la sierra y comería manzanas con leche fresca. –Le digo.

-Jajaja, qué gracioso.

-En serio. Vivir aquí se ha vuelto estresante. Un tráfico caótico todos los días, delincuencia por doquier. La gente ya no sabe vivir en tranquilidad todo es un bullicio salvaje donde los más criollos son los más pendejos.

-Bueno, muérete de pendejo, pero no de sonso.

-Jajaja, sí pues. Hoy en día el más pendejo es el más fuerte. ¿Y tú qué harías si fueses un pendejo adinerado? –le pregunto a Gianfranco y frunce el ceño.

-Me largo del país y me caso con una gringuita.

-¿Qué no te gustan las cholitas?

-Vale la pena soñar pes.

-Sueñas huevadas y media.

-Jajaja, lo de afuera paga pes causita.

-De repente, oye ya me voy.

-¿No te quedas para la reunión?

-No

-¿Y las chelas?

-No tengo tiempo.

-Jajaja, este huevón –murmura en silencio.

-Nos vemos

-Hasta luego.

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Ya es tarde y el estomago me empieza a doler. Tengo hambre. Quiero buscar un sitio donde almorzar. Me voy a un restaurant modesto en el centro comercial que está en la residencial San Felipe. Pido un filete de pollo. Luego miro al televisor las noticas. Dos tías cuarentonas se critican unas a otras. Un gordo cabeza de huevo sale con una mancha de seguidores a hacer escándalo enfrentándose a las fuerzas del orden. Un viejito promoción del profeta Moisés y con pinta de salvador explica sus locas propuestas. Así está la coyuntura electoral. Quien gane los comicios simplemente será un payaso más del circo político del país.

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