viernes, 4 de mayo de 2012

descontento pena verguenza e impotencia


DESCONTENTO, PENA, VERGÜENZA, E IMPOTENCIA.

Hay algo que me causa descontento y mucha pena. También vergüenza e impotencia. Porque estos sentimientos son humanos, y como tal tengo el derecho y la debilidad de sentirlas. En lo que va de este mes y lo sucedido en Cusco. El secuestro de los trabajadores de Camisea. La acción militar-policial para ir al rescate. La trágica muerte de una mujer policía al caerse el helicóptero. La muerte de policías y militares por parte de los terroristas dirigidos por el camarada “Gabriel” en pleno tiroteo de la selva de Kiteni (Cusco). La desaparición a abandono de dos sub oficiales. La lenta actitud, búsqueda y rescate de ellos. Porque las cabezas y jefes superiores como  Los ministros de Defensa y del Interior, no tomaron seriedad e interés en esto. No les importó la vida de estos dos jóvenes que sin experiencia  alguna de guerras no convencionales y anti subversivas, fueron enviados a luchar quizás por amor a su patria, o tal vez por obligación. Pero fueron. Pasaron semanas. Y uno de ellos, el joven sub oficial de la Policía, Luis Astuquillca aparece con vida por cuenta propia. Porque nadie lo pudo encontrar, ni helicópteros, ni cientos, ni miles de soldados. Él mismo se rescató. Ahora un padre en desesperación que su hijo no puede hacer lo que Luis consiguió sin ayuda de Estado, va en búsqueda e este. Lo encuentra, está muerto, pero lo encontró.

Por otro lado, el gobierno desde el principio. Calificó la operación de rescate como una “operación impecable”, se olvidó de los que quedaron perdidos en la selva. Cuando uno aparece, estos padres de la patria anuncian y se llevan los créditos del esfuerzo propio. Y luego lo vuelven a hacer cuando el cuerpo de César Vilca aparece. ¿Y qué puede sentir un padre? ¿Y qué puede sentir el mismo Luis o el difunto César? ¿Y qué puedes sentir tú después de contarte esta historia real? Descontento, pena, vergüenza, e impotencia.



JAVIER REZABAL