ECLIPSE
Agazapado y exhausto salgo de mi trabajo y me dirijo hacía la avenida; por un momento pienso en su nombre: “Avenida Brasil”; y reflexiono acerca del polémico Cristo que se está erigiendo en el Morro Solar. _ ¡Qué barato! ¡Qué poco original! _Pienso. Tomo asiento en el paradero y espero el bus. Desde aquí puedo ver el barranco; y más allá, el mar. Hay una virgen que te da la bienvenida en la entrada de la Brasil. Creo que es Magdalena, en alusión al distrito, y no la Virgen María. Me parece un buen monumento, mucho mejor que el que están poniendo en la tierra de José Olaya.
Entonces viene el bus, pero está lleno _ ¡Ni loco subo a esa carcacha! _Así es que espero otro carro pacientemente. Miro el reloj; son las seis de la tarde, y recuerdo que había leído en Internet que hoy se verá el eclipse total lunar más largo de estos años. Mi sonrisa se vuelve oblicua, de oreja a oreja. Me encantan los fenómenos meteorológicos. Una vez cuando tenía quince años, estaba con un amigo tocando juntos la guitarra al aire libre en la noche. El cielo estaba estrellado
_Hey men, mira allí _me dijo.
_No veo nada, sólo estrellas _le respondí.
_En serio, mira bien allí arriba _Me señaló con su mano a unos noventa grados hacia el cielo.
Me di cuenta entonces de algo insólito. ¡Las estrellas se movían! No era una estratagema de mi valiosa visión. ¡Era real! Unas diez estrellas fulguraban nítidamente como puntos blancos y se movían de lado a lado cual si fuesen naves luchando en una guerra galáctica. Segundos después, dichas “Naves espaciales” se alinearon en dos filas acercándose lentamente para luego repentinamente desaparecer. Y eso no fue todo, vimos una estrella fugaz desaparecer en el horizonte. La experiencia a pesar de las inconclusas conjeturas, fue fantástica.
Desde aquella vez dejé ese escepticismo por los objetos voladores no identificados y el contacto con lo desconocido. De manera que siempre que sucede algo fenomenal en nuestro grisáceo cielo, es materia de mi empírica curiosidad.
Subo al carro y no encuentro más que un solo asiento. Corro rápido a atraparlo. Me siento y reposo mi nalga en el frío asiento. La gente se ve furibunda. Harta de la rutina y de lo mismo. Parece que sólo quisieran llegar a casa y dormir. Unos prefieren escuchar sus reproductores de música, hablar por teléfono, leer el Trome, y otros dormir. En el siguiente paradero sube una anciana y se acerca a mí. Yo finjo estar dormido porque no quiero darle asiento, estoy deshecho. Entonces otra anciana se levanta y le da el suyo. Bajo en 28 de Julio con Arequipa. Tengo tiempo libre. Ya casi son las siente y el cielo se cubre de una penumbra nocturna. Termina el crepúsculo y camino. Las palomas se despiden de las calles de piedra de la histórica ciudad de Lima. La hora punta comienza y la gente se aglomera en las calles. Las luces tenues de los faroles de las calles pintan la ciudad de un color ámbar. Camino hacia un gran parque. Es el Parque de la Exposición.
Quiero ver el eclipse. La luna se cubrirá de una sombra y luego la luz solar la dará un tono rojo. De repente suena el celular.
_Hola amor ¿Cómo estás? _Contesto.
_Amor ¿Me esperas, dónde estás?
_ En el Parque de la Exposición.
_ ¿Qué haces allá?
_Viendo el eclipse.
_ ¿Y ves algo?
_No. El cielo está claro y se ve la luna también, pero está normal. No veo nada.
_Amor. Qué loquito eres. ¿Me vas a recoger?
_Si amorcito, ¿Quieres que vaya ahorita?
_No. Espérame un rato más. Ten cuidado.
_Ya amor. _cuelga el celular.
Entro al parque y unas veredas serpentean todo el lugar. Las luces de los faros son muy suaves, y tan solo los árboles se ven sombreados en la oscuridad. Hay bancas en diversos lugares con parejas sentadas que se acurrucan para mitigar el frío. Más adelante veo unos pabellones de estilo francés y también una gran casona que sirve de museo. También hay un pequeño coliseo donde los fin de se semanas se realizan eventos artísticos y alrededor, restaurantes. Me cansé de caminar y salí del lugar. Sigo observando el cielo limeño pero no veo ningún rastro del eclipse. Ni una sombra en la luna, ningún color ámbar que la coloree. Camino en la Avenida Arequipa, unas cuadras hasta llegar a la altura del canal 5. Y los carros tocan sus bocinas desenfrenadamente, haciendo ruidos estridentes incapaces de ser apreciados; al contrario, son ruidos odiosos. Más abajo en una esquina hay una casona en cuya cima dice: “Sociedad Fundadores de la Independencia”; dentro del recinto se realiza un evento, hay gente vestida en seda, policías y militares. Es un evento político. Alrededor todo está cerrado. Y los carros bregan por escapar del tráfico. Llego a mi destino y me voy con mi amorcito a casa. Le había invitado a ver juntos el eclipse. Pasaron dos horas _Amor, ¿Dónde está tu eclipse? _me dice preocupada y ansiosa. Yo agacho la cabeza y cabizbajo atino a decirle _Vamos a ver esa película para adolescentes llamada Eclipse amor.
JAVIER REZABAL
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